Golpe de Estado 1976
Argentina en las tinieblas
El 24 de marzo de 1976, se produjo en
Argentina un golpe militar que se autodenominó Proceso de Reorganización
Nacional, llevado a cabo por la Junta de Comandantes encabezada por Videla,
Massera y Agosti la cual dispuso que la
Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea conformarían a partir de ese momento el
futuro gobierno. Los ideólogos y
ejecutores de la dictadura más sangrienta y cruel que tuvo Argentina a lo largo
de su historia justificaron sus desmanes contra los ciudadanos a través del
concepto de “Guerra”, los militares
citados en el texto “La sangre derramada” de José Pablo Feinmann, planteaban
que “En una guerra mueren inocentes, en una guerra se cometen excesos”. Sin
embargo, la maquinaria destructiva que puso en marcha el régimen se constituyó
como la principal evidencia de que la dictadura no significó un conflicto
bélico.
A partir de un análisis del texto de
Feinmman se pudo determinar que en realidad el golpe del 76 implicó, en
palabras del autor “El amordazamiento de toda fuerza política que pudiera darle
una salida democrática a la república”. El
gobierno de facto llevó adelante un progresivo y planificado plan de
instauración del terror en la sociedad a través del secuestro, tortura y asesinato
de miles de ciudadanos a quienes ellos los consideraban “subversivos”. El objetivo concreto de los militares era
lograr la sumisión de todas las fuerzas democráticas, políticas, sindicales y
sociales, mediante la represión para “reinstaurar el orden” sin voces
disidentes.
Bajo el concepto de “Subversión”, que
englobaba a las organizaciones guerrilleras, militantes de otras fuerzas
políticas, así como también universitarios, intelectuales, comerciantes, entre
otros, los cabecillas y artífices de la
dictadura secuestraron y torturaron personas para quebrantarlas no sólo
físicamente sino también en su espíritu con el propósito de acabar con
cualquier voluntad o intensión de
generar un cambio;
a través de la excusa de la “guerra”,
asesinaron e hicieron desaparecer a miles de individuos, instauraron la
censura, disolvieron el Congreso y los partidos políticos, intervinieron los sindicatos y buscaron terminar con todo aquello que atentara contra el “ser
nacional”.
La magnificación de la violencia y los abusos que los militares cometieron contra la sociedad tuvo que ver con que, desde la óptica del régimen, “subversión” era, todo lo que significara un riesgo o un ataque contra “el estilo de vida argentino”. Sin embargo, la falta de una definición concreta sobre que significaba esa identidad nacional, implicó que, según Feinmann, subversivo “podía ser cualquier cosa”, y añadió que, el terrorismo de Estado tuvo como característica principal la “a-tipificación del delito”, es decir que no había una conciencia clara de que motivos hacían a los individuos “culpables de subversión”. Desde estos argumentos la dictadura militar sentenció a la argentina al silencio, al temor, la hundió en una crisis que afectó todas las esferas de la ciudadanía, y la condenó a vivir día a día con la presencia de la muerte vigilándola de cerca.
Marcha de familiares de personas desaparecidas durante la dictadura
Emilio Massera, Jorge Videla y Ramón Agosti, principales ejecutores del gobierno de facto
Documental sobre la dictadura militar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario